martes, 27 de septiembre de 2011

¿Cómo sería el endeudamiento del Estado si fuera un español corriente?

Si el Estado fuera un español corriente ¿podría pagar sus deudas? Una deuda de más de 800.000 millones de euros, un déficit público del 9,2% del PIB Las cuentas del Estado presentan unas magnitudes tan grandes que escapan a la comprensión del ciudadano común. ¿Cómo veríamos las cuentas de la Administración Pública sintetizadas en las de una sola persona?

Si las finanzas de un español corriente reflejaran proporcionalmente las cuentas del Estado ¿tendría motivos para estar preocupado? Un español como Juan Haldudo, que gana 23.000 euros al año (la renta per capita media de España se sitúo en 23.063 euros en 2010, según el INE), si fuera la Administración Pública terminaría gastando unos 29.000 euros en el ejercicio.

Juan Haldudo gasta anualmente 6.000 euros más de los que ingresa. Parte de este déficit está destinado a pagar la deuda y sus intereses generados en los últimos años. Pero si a Juan se le hubiera condonado toda la deuda, seguiría sufriendo un déficit de 4.700 euros. Es lo que se conoce como déficit primario, el obtenido al descontar del déficit total la carga de intereses de la deuda.

Un concepto que no resulta baladí. Quiere decir que Juan Haldudo está obligado a soportar ese elevado déficit si no cambia radicalmente de hábitos. Trasladado a las cuentas del Estado, significa que se vería obligado a recortar partidas esenciales ya que el déficit primario es un exceso de gastos en atender compromisos ineludibles como el pago a funcionarios, pensionistas, parados, educación, sanidad o infraestructuras.

En un movimiento aparentemente irracional –no olvidemos que nuestro protagonista es un trasunto del Estado- Juan Haldudo ha incrementado sus gastos en estos años de crisis. En 2007 sus gastos apenas superaban los 25.000 euros. Además, ese año sus ingresos eran mayores que los actuales al sumar poco más de 26.200 euros al año.

Así, en los últimos años, Juan se ha acostumbrado a tirar de la tarjeta de crédito. Su deuda roza ya los 50.000 euros. La deuda que vence a corto plazo -6.100 euros en menos de un año- supone un monto considerable para alguien que gana poco más de 1.900 euros brutos al mes (sin pagas extraordinarias), unos 1.300 euros netos, y tiene que afrontar unos gastos recurrentes superiores a sus ingresos. El próximo año tendrá que pagar una importante cantidad de casi 6.100 euros.

Con seguridad Juan Haldudo tendrá que refinanciarse de nuevo. Teniendo en cuenta su situación, lo deberá hacer a tipos de interés más altos, justamente igual que ha tenido que hacer el Tesoro Público este año.

Lo mejor que podría hacer en cualquier caso es un cambio radical que le permita enjugar los cuantiosos gastos que sufre. Aún así, seguirá pendiendo un oneroso pago de deuda. Una deuda que antes de la crisis, en 2007, era sólo de 30.500 euros, una cantidad sólo un 16% superior a sus ingresos anuales.

DÉFICIT Y DEUDA DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS

Esto es así porque el conjunto de las Administraciones Públicas ingresaron el año pasado 379.497 millones de euros. Los gastos ascendieron a 477.773 millones. Así, el déficit del Estado fue de 98.276 millones, equivalente al 9,2% del PIB. El déficit primario ascendió a 77.853 millones de euros, según los datos del Ministerio de Economía.

En 2007 las cuentas estaban saneadas y el Estado gozaba de superávit. Ese año, los ingresos alcanzaron los 432.808 millones de euros, una cantidad un 14% mayor que la recaudada el pasado año. Por su parte, los gastos llegaron a los 412.751 millones, un 12,7% menos que en 2010.

Eso explica que en el año anterior a la crisis, las Administraciones Públicas registraran un superávit de 20.057 millones de euros, con un saldo primario positivo de 36.989 millones de euros. Ése fue el mejor año del siglo XXI para las cuentas públicas españolas: en 2008 ya se incurrió en un déficit total de 45.162 millones, con un déficit primario de 27.888 millones.

Entre 2005 y 2007 las cuentas del Estado arrojaron superávits. Y desde 2000, pese a registrar pequeños déficits, el saldo primario se saldó siempre con superávit.

El peor año fue 2009, cuando se registraron un déficit total de 117.268 millones (el 11,1% del PIB) y un déficit primario de 98.610 millones. Este fue un año de un cuantioso gasto público con el que se pretendió combatir las inclemencias de la crisis. Por desgracia, ni las cifras de crecimiento ni de empleo merecieron tal esfuerzo.

La implantación de recortes que el Gobierno acometió en mayo del pasado año debería ir mejorando estas cifras, algo que ya se empezó a notar al cierre del ejercicio 2010. Según el Programa de Estabilidad 2011-2014, “la senda de consolidación presupuestaria que está llevando a cabo el Gobierno español”, pretende reducir el déficit al 6% del PIB en 2011, al 4,4% en 2012, y al 3% en 2013.

El citado Programa debería rebajar el déficit primario de un previsto 3,8% del PIB en 2011 a “un equilibrio” en 2013, “para volver a recuperar en 2014 un superávit primario de 0,8 puntos de PIB”.

Sólo la entrada de nuevo en superávit primario debería aparejar una reducción de la deuda pública, lo que se conseguiría a partir de 2014, siempre según las previsiones del Gobierno. De momento, la deuda pública del conjunto de las Administraciones, medida por los pasivos en circulación, se encuentra en máximos históricos al alcanzar los 838.186 millones de euros en el primer trimestre. Al cierre de 2010 ya llegaba a los 808.633 millones, según reflejan las cifras del Banco de España.

Un monto que contrasta con la relativa baja cifra de deuda con el que se cerró 2007, 503.732 millones de euros, un 38% menos. La crisis elevó exponencialmente una deuda pública ya que en los cuatro años anteriores a 2007 apenas había crecido. Pese a la intención de ir reduciendo la deuda, la inercia pesa: el próximo año vence una cantidad de 100.000 millones que obligará a nuevas emisiones.

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